Las calles lloran
lágrimas de sangre
arrancadas a puñaladas
del ojo grande del mundo
y la sangre escorre
en la vereda
con el agua de la lluvia
y se va por la boca
feroz de lobo
y allá debajo
llueve lluvia de sangre
en las cabezas de los ratones
desgraciados
causan miedo
y nojo
en los hombres
que más podridos,
no pueden ser
más ratones,
no pueden ser
desgraciados de los ratones
que son comparados con ese tipo imundo
que vive en el agoto
de las malas elecciones
que vive en la borbuja
del "yo" escroto
el hombre es cuchillo
el hombre es ratón
el hombre es lamentación
el hombre es tormenta
llegando tras un buen día
la sociedad,
el mundo,
son tierra arrasada
después que el hombre pasa
llevando todo por los aires
por los mares
bebiendo todas en los bares
vomitando y mandando
todo a los ratones
y sacando el cuchillo
aquél mismo
del inicio
del poema
de todo
del cambio del siglo
y yo ni hablo
de la "alvorada voraz"
y ni tampoco consigo
rimar eso
con "paz".